DESPUÉS DE REYES

El Evangelio según Marcos recoge una escena agridulce.

“Llevaron unos niños a Jesús para que los bendijese. Los discípulos reñían a quienes los llevaban; pero Jesús al verlo, se enojó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mi y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es para los que son como ellos. Os aseguro que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y estrechaba a los niños entre sus brazos y los bendecía” Marcos 10:13-16 (BLP).

Durante estas  fiestas de Navidad y de Reyes hemos aprendido lo que significa ilusión. Tenemos un nieto de dos años que nos obliga a repensar el significado de este texto. Observamos su ilusión con sus pequeños regalos. Todavía no sabe escribir cartas así que no pide nada, por lo que tal vez no se siente frustrado si no recibe lo esperado. 

✔️ Primera lección: su sorpresa. Cada paquete es en sí mismo una sorpresa aunque no sabe que es lo que hay dentro. Todo lo recibe con sorpresa. Perder la capacidad de sorprendernos es la demostración de que hace tiempo que hemos muerto como niños. 

✔️ Segunda lección: su alegría. Sus ojitos brillan, sus manos se mueven impacientes para abrir el paquete; su vocecita es una sinfonía de alegría.

✔️ Tercera lección: su insuficiencia. “Yayo ayuda!”, me dice cuando se le resiste abrirlo o no sabe como montar o como funciona el regalo. 

✔️ Cuarta lección: compartir.” Yayo juga!” Y me trae su juguete. Iaio cuenta! y me trae su cuento. Los regalos son para compartir.

De eso se trata ¿no? : Sorpresa, alegría, insuficiencia y compartir.

Sabemos que nuestro niño no se expresaría tan racionalmente, el simplemente es así y sus gestos y rostro lo expresa mucho mejor. Hemos  recordado lo que es la ilusión y la necesidad de recuperarla. Si, de recuperarla porque, ensimismados en nuestras obligaciones, posiblemente la hemos arrinconado en el cuarto oscuro del alma o,directamente la hemos expulsado de nuestra vida. Si, amigos sin gastar demasiado dinero hemos llenado de ilusión a nuestro nieto y nos la ha contagiado. 

Pero no solo estoy pensando en esa ilusión edulcorada y sentimental, sino más bien en la ilusión de quien ha encontrado el tesoro de su vida; del que ha encontrado la perla de valor incalculable. En definitiva, de la ilusión por haber encontrado a Jesucristo como Salvador, de la ilusión por haber sido llamados a vivir y construir el reino de los cielos, por haber entrado ya en la fiesta del reino de los cielos.

¡Hay amigos!

Ojalá estas lecciones os ayuden a vivir este año 2020 recién empezado